Alimentación durante la pandemia por COVID-19

Una adecuada nutrición es esencial para la salud, particularmente cuando el sistema inmune necesita defenderse. El acceso limitado a los productos frescos puede comprometer la oportunidad de mantener una alimentación saludable, balanceada y variada. Nos puede conducir a un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados, con alto contenido en grasas, azúcares y sal.

Éstas son algunas recomendaciones para mantener una alimentación saludable durante el período de aislamiento social y obligatorio:

-Planificar un menú semanal y comprar de manera organizada lo necesario.

-Incluir los alimentos saludables que se encuentran en las Guías Alimentarias para la Población Argentina. Procurar consumir frutas y verduras de manera regular aprovechando la estación y/o durabilidad: repollo, calabaza, zanahoria, cítricos, manzana, pera, membrillo. Link

-Hidratación adecuada: asegurar la ingesta de 8 vasos de agua segura evitando las bebidas azucaradas.

-Lavarse las manos de manera correcta y regularmente. Mantener buenas prácticas de higiene en el manejo de los alimentos y al ingresar los mismos a su hogar.

-Disfrutar las comidas en familia, sin la televisión prendida. Aprovechar a preparar comidas caseras.

-Limitar las horas diarias de TV y computadora.

-Incorporar en la rutina diaria ejercicios en el hogar adaptados a la edad y condición física. Promueva la integración familiar con actividades recreativas y juegos.

Servicio de Nutrición- Consultorios:
Actualmente los consultorios de Nutrición no se encuentran activos.
En caso de necesitar consulta nutricional comunicarse con el PMC y dejar sus datos completos (nombre y apellido, mail/celular, motivo y obra social) y el profesional que buscan.

Mantener la cadena de frío de los alimentos contribuye a prevenir enfermedades durante el verano

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Las salidas a la playa u otros lugares de veraneo obligan a prestar más atención a la hidratación y a poner mayor cuidado en la manipulación y traslado de alimentos, sobre todo aquellos que requieren refrigeración –como es el caso de leches, yogurt, quesos, sándwiches y carnes–, para evitar la multiplicación de bacterias que causan las llamadas Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), apuntó el Ministerio de Salud de la Nación.
La cartera sanitaria a cargo de Juan Manzur subrayó que en el verano suele incrementarse el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos, debido a que por las altas temperaturas y la humedad ambiente aumenta la posibilidad de desarrollo de bacterias si se corta la cadena de frío.

Las ETA se desarrollan luego de consumir alimentos o beber agua que contienen contaminantes peligrosos para la salud, manifestándose en diarreas, vómitos o dolores semejantes a los de una gripe, unas horas o inclusive días después de la ingesta de los mismos.

Por este motivo, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que depende de la cartera sanitaria nacional, recomienda tomar ciertas precauciones, como una correcta higiene de los productos frescos y envasados, controlar la buena conservación de los mismos vigilando la fecha de envasado y vencimiento, así como la temperatura a la que deben ser mantenidos.

El traslado de alimentos a la playa o a un picnic debe hacerse en una heladera portátil y protegidos del sol, colocándolos debajo de una carpa o sombrilla. Si esto no fuera posible, es conveniente optar por aquellos alimentos que soportan mejor las condiciones de temperatura ambiente como los enlatados, frutas o desecados en vez de lácteos, quesos o sándwiches.
Pero los productos que estén listos para consumir no deben permanecer fuera de la heladera por más de una hora antes de ingerirlos, recalentarlos, refrigerarlos o congelarlos, por lo cual se recomienda desechar sobrantes de comida que hayan permanecido sin refrigeración por un tiempo mayor al señalado.
Las frutas y verduras, además deben lavarse cuidadosamente antes de ser ingeridas, para evitar tanto la contaminación microbiana como la presencia de productos químicos.

Consejos para una alimentación saludable

Durante los días de calor, “el cuerpo debe evitar sobrecargar el trabajo digestivo con platos calientes, pesados e hipercalóricos típicos de la época invernal”, subrayó Sebastián Laspiur, titular de la Dirección de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles de la cartera nacional y “reemplazarlos por frutas y verduras de estación, que se caracterizan por ser frescas y ligeras, y se las puede combinar en preparaciones fáciles y rápidas”, detalló el funcionario.
Con una ingesta distribuida en varias comidas al día, además, se pueden aprovechar las frutas y vegetales que se encuentran en el mercado durante esta época, ya que tienen mayor volumen de agua en su composición, así como antioxidantes, vitaminas A, C y E y betacarotenos. Entre ellas se incluyen: duraznos, pelones, ciruelas, paltas, sandía, melones, tomate, calabaza, zapallito, berenjena, pimiento, pepino, frutillas, cerezas y peras.
Diariamente está recomendado ingerir un mínimo de 400 gramos entre frutas y verduras, lo que equivale a dos porciones de frutas y tres de hortalizas. Al menos dos raciones, deben consumirse crudas, preferentemente con su cáscara.

Respecto a los líquidos, es recomendable tomar no menos de 2 litros a lo largo del día en sus variantes de agua con o sin gas, jugos y licuados naturales de frutas o verduras. “Hay que tener en cuenta que la sed se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación, por lo cual es indispensable anticiparse a la sensación de sed”, recordó Laspiur.
Ante las altas temperaturas conviene reducir el consumo de bebidas alcohólicas y cafeína e infusiones y comidas muy calientes, debido a que suelen poseer alto contenido en sodio.

 

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación.

Botiquín básico para viajes

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Al armar el equipaje para realizar un viaje no se deben olvidar algunos artículos para primeros auxilios, medicamentos básicos para enfermedades comunes u otros productos, según las características o necesidades de cada viajero.

Las personas que tienen indicación médica de consumir algún tipo de medicamento no deben olvidar llevar un certificado firmado por el profesional de la salud, declarando que el viajero necesita esa medicación. Además, para evitar complicaciones en la aduana, se deben declarar previamente y deben ser transportados en su caja original y solamente en la cantidad normal requerida para uso personal.

Un botiquín básico para viajes debe incluir:

  • Repelente para insectos (con DEET)
  • Alcohol en gel
  • Antiséptico
  • Protector solar
  • Bandas adhesivas
  • Gasas esterilizadas
  • Guantes de látex
  • Termómetro
  • Tijera
  • Tabletas potabilizadoras de agua (según destino)
  • Medicamentos: analgésicos, antifebriles, antidiarreicos
  • Sales de rehidratación oral (para el tratamiento de la diarrea del viajero)
  • Medicación con receta médica según patología preexistente (diabéticos, hipertensos, asmáticos, etc.)

Según el destino y el tipo de viaje se pueden incluir otros productos medicinales o de aseo personal. Así como un listado de teléfonos útiles de emergencias.

Fuente: Ministerio de Salud – Presidencia de la Nación

Primavera libre de humo

¿Sabías que fumar es la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo? En Argentina, el tabaco es responsable de más de 40.000 muertes por año, y el 20% son “fumadores pasivos”, es decir, personas que no fuman pero conviven con otros que sí lo hacen.

Aunque cada vez son menos los jóvenes que fuman en nuestro país, 1 de cada 4 de los adolescentes todavía fuma tabaco, y 1 de cada 10 están expuestos al humo ajeno en el hogar o en lugares públicos cerrados, según datos de la Encuesta de Tabaquismo en Adolescentes de 2012.

El humo de cigarrillo es muy malo para la salud de todos.

Por eso, si no fumás, no te enganches.

Y si conocés a alguien que fuma, ayudalo para que deje.

¡Compartí estos videos con tus contactos, amigos y familia, y sumalos a esta campaña por una vida libre de humo!

Si fumás, perdés

7 de cada 10 jóvenes piensa que el humo de tabaco es perjudicial para la salud, entre todos respetamos y construimos más ambientes libres de humo.

Fumar te deja afuera.

6 de cada 10 jóvenes que fuman intentaron dejarlo.

Fumar te deja solo.

El 47,5% de los jóvenes estuvo expuesto a humo de tabaco ajeno en el hogar. Respetá y pedí que respeten los ambientes libres de humo.

 

Fumar te deja fuera de carrera.

6 de cada 10 jóvenes que fuman quieren dejarlo, acompaña a tus familiares y amigos para ayudarlos en el proceso de cesación.

Pedí ayuda para dejar de fumar

El proceso de abandonar el consumo de tabaco arranca cuando se toma la decisión. Existen diferentes opciones para lograr este objetivo, para cada persona puede funcionar una distinta.

Manual de autoayuda
Centros de cesación tabáquica, buscá el más cercano a tu casa aquí.

0800-999-3040

A través de esta línea telefónica gratuita, el Ministerio de Salud ofrece información y asesoramiento sobre cesación tabáquica. Este servicio está disponible de lunes a viernes de 9 a 21 hs., y los fines de semana y feriados en el horario de 9 a 18hs.

Análisis genéticos para determinar respuestas a Psicofármacos

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Tenemos el agrado de comunicar que en conjunto con la Doctora Romina Scafidi, contamos con un innovador análisis genético que ayudará a médicos psiquiatras y neurólogos a identificar la medicación más adecuada para cada paciente.

Este análisis genético, único en la Patagonia, es un estudio de ADN que se realiza a partir de una muestra de saliva, la cual se tomará en nuestra institución.

Mediante este análisis, proporcionamos información personalizada sobre la respuesta individual a los fármacos más utilizados para el control de la Depresión, el Trastorno Bipolar, el Trastorno Obsesivo Compulsivo, los Trastornos de Ansiedad, el Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad, y la Epilepsia entre otros.

De esta forma, logramos de manera personalizada facilitar al médico la selección del medicamento más adecuado entre las distintas alternativas; orientar sobre la dosificación más apropiada para cada paciente y anticipar posibles efectos adversos de cada medicación según el perfil genético individual.

El análisis ayuda a reducir el tiempo de búsqueda del tratamiento eficaz y, en consecuencia, ayuda al paciente a estabilizarlo más rápidamente. El análisis aporta la más completa información genética sobre la eficacia de los fármacos, el ajuste de dosis y sus potenciales efectos adversos en los que se permite correlacionar el comportamiento del fármaco con variantes genéticas.

Actualmente, gracias a este análisis, se analizan 30 genes y sus polimorfismos: 6 genes metabólicos y 24 genes que están involucrados en la eficacia y efectos adversos de las drogas.

Los pacientes que más se beneficiarán con este análisis genético, serán aquellos que no responden o tienen una respuesta parcial al tratamiento vigente, los pacientes con intolerancia a os psicofármacos, aquellos con antecedentes de mala respuesta a los fármacos y los que están polimedicados.

Prevención de enfermedades respiratorias

Las enfermedades respiratorias son más frecuentes durante el invierno y resultan la principal causa de internación y consulta médica. Afectan a toda la población pero, fundamentalmente, a los menores de 5 años y a las personas de más de 65 años.

Para prevenir enfermedades respiratorias tales como la gripe, la bronquiolitis, la bronquitis y la neumonía, entre otras es importante:

  • Tener las vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación al día:
    • Gripe: se tienen que aplicar, una vez al año, dos dosis a los niños entre 6 y 24 meses; y una dosis los adultos mayores de 65 años, embarazadas, mujeres puérperas hasta el egreso de la maternidad (si no se vacunaron durante el embarazo), personas con enfermedades crónicas u obesidad y personal de salud.
    • Neumococo: todos los niños menores de 2 años deben tener aplicada la vacuna contra el neumococo, principal causa de neumonía y meningitis. También debe aplicarse a niños de 2 a 5 años con factores de riesgo.
    • Tos convulsa: se previene esta enfermedad aplicando el esquema adecuado en cada etapa de la vida.
  • Lavarse las manos con agua y jabón después de volver de la calle, antes de cocinar o comer y después de ir al baño o cambiar pañales.
  • Sostener la lactancia materna, al menos hasta que el bebé cumpla los 6 meses y ofrecerle el pecho con más frecuencia en caso de que se enferme.
  • Ventilar todos los ambientes a diario.
  • No fumar y mantener los ambientes libres de humo.
  • No automedicarse. El consumo de remedios sin receta puede producir intoxicación y ocultar los síntomas de la enfermedad, dificultando un diagnóstico correcto y empeorando el cuadro clínico.
  • Mantener reposo en la casa mientras continúe los síntomas.
  • Cubrirse la boca al toser o estornudar con un pañuelo descartable o con el pliegue del codo para evitar contagiar a otros.

Para prevenirlas en bebés y niños:

  • Brindarles el abrigo necesario:
    • Evitar el abrigo excesivo y el uso de frazadas o mantas que lo puedan sofocar.
    • No darles medicamentos sin receta, ni remedios caseros o tés de ningún tipo.

  • No usar repelentes en menores de 2 años.
  • Darle la teta al bebé al menos hasta los 6 meses e incrementar la lactancia materna en caso de que el bebé se enferme y tenga pérdida de apetito.
  • Acostarlos boca arriba siempre.
  • Darle todas las vacunas incluidas en el Calendario Nacional y llevarlos periódicamente al control médico.
  • Lavarse las manos antes y después de atenderlos y también lavarles las manos a los niños.

    Además, para evitar las intoxicaciones por monóxido de carbono
    es importante dejar siempre una ventilación en todos los ambientes.

Un bebé necesita atención cuando…

  • Respira rápido y con silbidos o ronquidos
  • Se le hunde el pecho al respirar
  • Presenta decaimiento y rechaza el alimento
  • Tiene alta temperatura corporal (+ de 38ºC)
  • El riesgo es mayor si tiene menos de 3 meses, tiene bajo peso o es prematuro.

 

 

Fuente: Portal del Ministerio de Salud de la Nación

 

 

RECOMENDACIONES PARA VIAJEROS A LOS JUEGOS OLÍMPICOS RÍO 2016

ANTES del viaje

 Las personas que viajen a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro deben tener en cuenta una serie de recomendaciones para el cuidado de la salud, tanto antes de viajar como durante la estadía en el exterior. Es recomendable efectuar una consulta médica al menos un mes antes de viajar ya que cada viajero puede necesitar diferentes medidas preventivas en función de sus antecedentes médicos o los lugares que pueda visitar.

Las mujeres embarazadas y en edad reproductiva deben considerar, y consultar con su médico, el riesgo de viajar a los lugares con circulación del virus zika. Diversos estudios validados por la OMS comprobaron el riesgo de malformaciones congénitas en los fetos si la madre contrae la infección durante el primer o segundo trimestre de la gestación.

También se recomienda tener el calendario de vacunación al día. Es muy importante recibir las dosis necesarias al menos 10 días antes de la fecha de partida. Para los adultos, las vacunas contempladas como obligatorias son:

  • Vacuna doble adultos (vacuna contra el tétanos y la difteria): todos los adultos deben contar con esquema completo y una dosis de refuerzo cada 10 años.
  • Vacuna contra hepatitis B: el esquema completo consta de 3 dosis.
  • Vacuna contra sarampión y rubéola (vacuna doble o triple viral): los adultos nacidos a partir de 1965 deben acreditar dos dosis de estas vacunas a partir del primer año de vida.

Para los adultos con factores de riesgo, o los mayores de 65 años, las vacunas recomendadas son:

  • Vacuna contra la gripe: en época de circulación de influenza, se recomienda vacunar a las personas incluidas en los grupos definidos como de mayor riesgo de presentar complicación y fallecer por esta causa.
  • Vacuna contra neumococo: indicada para huéspedes especiales, personas con enfermedades crónicas y mayores de 65 años.

No es necesario que te vacunes contra la fiebre amarilla, ya que no está presente en el estado de Río de Janeiro. Si vas a viajar a otras zonas de Brasil, consultá con tu médico.

DURANTE el viaje

Para evitar las picaduras de mosquitos y por ende el riesgo de transmisión de dengue, zika y chikungunya, se recomienda que los viajeros usen ropa de colores claros, que cubra la mayor parte del cuerpo posible durante el día, mientras desarrollan actividades al aire libre; usen repelente sobre la piel expuesta y la ropa (renovando su aplicación cada tres horas). Se les recomienda asimismo, que eviten, en la medida de lo posible, exponerse al aire libre durante las primeras horas de la mañana y al atardecer, ya que en esos horarios hay mayor actividad del mosquito.

El zika también puede ser transmitido a través de las relaciones sexuales, por eso se recomienda el uso de preservativo para prevenir esta enfermedad, así como otras infecciones de transmisión sexual.

DESPUÉS del viaje

Si durante las dos semanas posteriores al viaje se presentan síntomas como fiebre, dolor de cabeza (especialmente en la zona de los ojos), dolores musculares o articulares, manchas en la piel, diarrea, náuseas y vómitos, la consulta al médico debe ser inmediata. Además, es importante no automedicarse con aspirinas, ibuprofeno o medicamentos inyectables, ya que pueden empeorar el cuadro.

Al regreso, se solicita que quienes vuelvan de Brasil no realicen donaciones de sangre por un período de al menos cuatro semanas después de su partida de esa zona.

Si tenés dudas o consultas podés comunicarte al 0800-222-1002 Opción 9.

Fuente: Ministerio de Salud 

Día Mundial contra la Hepatitis

¿Tuviste Hepatitis? ¿No sabés que tuviste hepatitis? ¿Tenés Dudas? Aprovecha y vení al Policlinico. Atención preferencial del Lunes 1 al Viernes 5 de Agosto.


Las hepatitis virales son un grupo de virus que causan la inflamación del hígado e infecciones agudas o crónicas. Los más frecuentes son los virus de hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C

Tanto la hepatitis A como la B tienen vacunas gratuitas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación.

Asimismo, existe tratamiento disponible para las hepatitis B y C. La detección temprana mediante un análisis de sangre permite tratarlas y controlarlas a tiempo.

Situación actual de las hepatitis virales

En nuestro país se estima que alrededor del 2% (aproximadamente 800 mil personas) de la población pudo haber estado en contacto con el virus de las hepatitis B o C.
La implementación de un conjunto de políticas desde el Ministerio de Salud de la Nación ha permitido disminuir en los últimos años los casos de hepatitis de 60.000 a 500 anualmente, y reducir los casos de hepatitis fulminante por hepatitis A.
Otro dato revelador es que desde el año 2007 no se requieren trasplantes de hígado en niños a causa de esta enfermedad. Asimismo, entre los años 2008 y 2009, no se registraron casos de trasplante hepático por hepatitis A en Argentina.

Estado

Desde el año 2012, el Ministerio cuenta con el Programa Nacional de Control de las Hepatitis Virales, a través del cual se acciona en materia de promoción, prevención y de capacitación especializada sobre el tema para equipos de salud.

Hepatitis A

La vacuna contra la hepatitis A forma parte del Calendario Nacional de Inmunizaciones para los niños de 1 año, o niños que nacieron a partir de 2005 (en el caso de no haberla recibido al año de edad). También para los grupos de riesgo previa evaluación médica.

Hepatitis B

A partir del año pasado, el Estado Nacional universalizó la vacuna contra la hepatitis B. En el año 2000, dicha vacuna fue incorporada al Calendario Nacional de Vacunación pero sólo para los recién nacidos. Por decisión del Gobierno Nacional, el año pasado se amplió la cobertura a fin de que todos los ciudadanos puedan iniciar o completar el esquema de inmunización contra esta enfermedad a cualquier edad.

Hepatitis C

También desde el año 2012 la medicación para tratar este tipo de hepatitis es gratuita y universal en todos los hospitales y centros de salud del país.

Fuente: Ministerio de Salud

El cambio climático y sus consecuencias

Datos y cifras

  • El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud,a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura.
  • Según se prevé, entre 2030 y 2050 el cambio climático causará unas 250.000 defunciones adicionales cada año, debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico.
  • Se estima que el coste de los daños directos para la salud (es decir, excluyendo los costes en los sectores determinantes para la salud, como la agricultura y el agua y el saneamiento) se sitúa entre 2000 y 4000 millones de dólares (US$) de aquí a 2030.
  • Las zonas con malas infraestructuras sanitarias -que se hallan en su mayoría en los países en desarrollo- serán las menos capacitadas para prepararse ante esos cambios y responder a ellos si no reciben ayuda.
  • La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante mejoras del transporte y de las elecciones en materia de alimentos y uso de la energía pueden traducirse en mejoras de la salud, en particular a través de la reducción de la contaminación atmosférica.

Cambio climático
Durante los últimos 50 años, la actividad humana, en particular el consumo de combustibles fósiles, ha liberado cantidades de CO2 y de otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en las capas inferiores de la atmósfera y alterar el clima mundial.

En los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 ºC. Durante los últimos 30 años cada década ha sido más cálida que cualquier década precedente desde 1850 [1].

El nivel del mar está aumentando, los glaciares se están fundiendo y los regímenes de lluvias están cambiando. Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más intensos y frecuentes.

¿Qué repercusiones tiene el cambio climático en la salud?
Aunque el calentamiento mundial puede tener algunos efectos beneficiosos localizados, como una menor mortalidad en invierno en las regiones templadas y un aumento de la producción de alimentos en determinadas zonas, los efectos globales para la salud del cambio climático serán probablemente muy negativos. El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud, a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura.

Calor extremo
Las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada. En la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003, por ejemplo, se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 000 defunciones [2].

Las temperaturas altas provocan además un aumento de los niveles de ozono y de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se está produciendo aumentará esa carga.

Desastres naturales y variación de la pluviosidad

A nivel mundial, el número de desastres naturales relacionados con la meteorología se ha más que triplicado desde los años sesenta. Cada año esos desastres causan más de 60 000 muertes, sobre todo en los países en desarrollo.

El aumento del nivel del mar y unos eventos meteorológicos cada vez más intensos destruirán hogares, servicios médicos y otros servicios esenciales. Más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 km del mar. Muchas personas pueden verse obligadas a desplazarse, lo que acentúa a su vez el riesgo de efectos en la salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades transmisibles.

La creciente variabilidad de las precipitaciones afectará probablemente al suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede poner en peligro la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que cada año provocan aproximadamente 760.000 defunciones de menores de cinco años. En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y hambruna. Se estima que a finales del siglo XXI es probable que el cambio climático haya aumentado la frecuencia y la intensidad de las sequías a nivel regional y mundial [1].

También están aumentando la frecuencia y la intensidad de las inundaciones y se prevé que sigan aumentando la frecuencia y la intensidad de precipitaciones extremas a lo largo de este siglo [1]. Estas contaminan las fuentes de agua dulce, incrementando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y dando lugar a criaderos de insectos portadores de enfermedades, como los mosquitos. Causan asimismo ahogamientos y lesiones físicas, daños en las viviendas y perturbaciones del suministro de servicios médicos y de salud.

El aumento de las temperaturas y la variabilidad de las lluvias reducirán probablemente la producción de alimentos básicos en muchas de las regiones más pobres. Ello aumentará la prevalencia de malnutrición y desnutrición, que actualmente causan 3,1 millones de defunciones cada año.

Distribución de las infecciones
Las condiciones climáticas tienen gran influencia en las enfermedades transmitidas por el agua o por los insectos, caracoles y otros animales de sangre fría.

Es probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución geográfica. Por ejemplo, se prevé una ampliación considerable de las zonas de China afectadas por la esquistosomiasis, una enfermedad transmitida por caracoles [3].

El paludismo depende mucho del clima. Transmitida por mosquitos del género Anopheles, el paludismo mata a casi 600 000 personas cada año, sobre todo niños africanos menores de cinco años. Los mosquitos del género Aedes, vector del dengue, son también muy sensibles a las condiciones climáticas. Los estudios al respecto llevan a pensar que es que probable que el cambio climático continúe aumentando el riesgo de transmisión del dengue.

Medición de los efectos en la salud
La medición de los efectos sanitarios del cambio climático sólo puede hacerse de forma aproximada. No obstante, en una evaluación llevada a cabo por la OMS que tiene en cuenta sólo algunas de las posibles repercusiones sanitarias, y que asume un crecimiento económico y progresos sanitarios continuados, se concluyó que según las previsiones, el cambio climático causará anualmente unas 250.000 defunciones adicionales entre 2030 y 2050; 38.000 por exposición de personas ancianas al calor; 48.000 por diarrea; 60.000 por paludismo; y 95.000 por desnutrición infantil.[4]

¿Quiénes están en riesgo?
Todas las poblaciones se verán afectadas por el cambio climático, pero algunas son más vulnerables que otras. Los habitantes de los pequeños estados insulares en desarrollo y de otras regiones costeras, megalópolis y regiones montañosas y polares son especialmente vulnerables.

Los niños, en particular los de los países pobres, son una de esas poblaciones más vulnerables a los riesgos sanitarios resultantes y se verán expuestos por más tiempo a las consecuencias sanitarias. Se prevé asimismo que los efectos en la salud serán más graves en las personas mayores y las personas con diversos achaques o dolencias preexistentes.

Las zonas con infraestructuras sanitarias deficientes, la mayoría en países en desarrollo, son las que tendrán más dificultades para prepararse y responder si no reciben asistencia.

Todo lo que tenés que saber sobre el virus de Zika

Esta enfermedad es causada por un virus transmitido principalmente por mosquitos del género Aedes.

Los pacientes con enfermedad por el virus de Zika pueden presentar síntomas tales como: fiebre no muy elevada, exantema, conjuntivitis, dolores musculares y articulares, malestar o cefaleas, que suelen durar entre 2 y 7 días.

Hay un consenso científico sobre la relación causal entre el virus de Zika y la microcefalia y el síndrome de Guillain-Barré. También se están investigando las relaciones con otras complicaciones neurológicas.
Introducción

El virus de Zika es un flavivirus transmitido por mosquitos que se identificó por vez primera en macacos (Uganda, 1947), a través de una red de monitoreo de la fiebre amarilla. Posteriormente, en 1952, se identificó en el ser humano en Uganda y la República Unida de Tanzanía. Se han registrado brotes de enfermedad por este virus en África, las Américas, Asia y el Pacífico.

Entre los años sesenta y los ochenta se detectaron infecciones humanas en África y Asia, generalmente acompañadas de enfermedad leve. El primer gran brote se registró en la Isla de Yap (Estados Federados de Micronesia) en 2007. En julio de 2015 Brasil notificó una asociación entre la infección por el virus de Zika y el síndrome de Guillain-Barré, y en octubre del mismo año su asociación con la microcefalia.

Informes sobre la situación del virus de Zika

Signos y síntomas

El periodo de incubación (tiempo transcurrido entre la exposición y la aparición de los síntomas) de la enfermedad por el virus de Zika no está claro, pero probablemente sea de pocos días. Los síntomas son similares a los de otras infecciones por arbovirus, entre ellas el dengue, y consisten en fiebre, erupciones cutáneas, conjuntivitis, dolores musculares y articulares, malestar y cefaleas; suelen ser leves y durar entre 2 y 7 días.

Complicaciones de la enfermedad

Tras un examen exhaustivo de los datos, se ha llegado a un consenso científico acerca de la relación causal entre el virus de Zika y la microcefalia y el síndrome de Guillain-Barré. Prosiguen los intensos esfuerzos para investigar de forma rigurosa las relaciones entre este virus y otros trastornos neurológicos.

Preguntas y respuestas sobre el virus de Zika y sus complicaciones

Transmisión

El virus de Zika se transmite a las personas principalmente a través de la picadura de mosquitos infectados del género Aedes, y sobre todo de Aedes aegypti en las regiones tropicales. Los mosquitos Aedes suelen picar durante el día, sobre todo al amanecer y al anochecer, y son los mismos que transmiten el dengue, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.

Asimismo, es posible la transmisión sexual, y se están investigando otros modos de transmisión, como las transfusiones de sangre.

Diagnóstico

La infección por el virus de Zika puede sospecharse a partir de los síntomas y los antecedentes recientes (por ejemplo, residencia o viaje a una zona donde haya transmisión activa del virus). Sin embargo, su confirmación requiere pruebas de laboratorio en muestras de sangre o de otros líquidos corporales, como la orina, la saliva o el semen.

Pruebas de laboratorio para la infección por el virus de Zika

Tratamiento

La enfermedad por el virus de Zika suele ser relativamente leve y no necesita tratamiento específico. Los pacientes deben estar en reposo, beber líquidos suficientes y tomar medicamentos comunes para el dolor y la fiebre. Si los síntomas empeoran deben consultar al médico. En la actualidad no hay vacunas.

Prevención

La protección contra las picaduras de mosquitos es fundamental para prevenir la infección por el virus de Zika. Para ello se puede usar ropa (preferiblemente de colores claros) que cubra al máximo el cuerpo, instalar barreras físicas (mosquiteros) en los edificios, mantener puertas y ventanas cerradas, dormir bajo mosquiteros de cama durante el día y utilizar repelentes de insectos que contengan DEET, IR3535 o icaridina, siguiendo las instrucciones de la ficha técnica del producto.

Hay que prestar especial atención y ayuda a quienes no puedan protegerse adecuadamente por sí mismos, como los niños pequeños, los enfermos o los ancianos. Los residentes en las zonas afectadas y quienes viajen a ellas deben tomar las precauciones descritas para protegerse de las picaduras de mosquitos.

Es importante vaciar, limpiar o cubrir regularmente los sitios que puedan acumular agua, como cubos, barriles, macetas, canalones y neumáticos usados. Las comunidades deben apoyar los esfuerzos de las autoridades locales por reducir los mosquitos. Las autoridades sanitarias pueden aconsejar la fumigación de insecticidas.

Transmisión sexual

La transmisión sexual del virus de Zika está documentada en varios países. Para reducir el riesgo de transmisión sexual y de posibles complicaciones del embarazo relacionadas con la infección, las parejas sexuales de embarazadas que vivan en zonas con transmisión local del virus o de retorno de esas zonas deben tener prácticas sexuales seguras, utilizando preservativos, o abstenerse de las relaciones sexuales durante el embarazo.

Quienes vivan en zonas con transmisión local del virus también deben tener prácticas sexuales seguras o abstenerse de las relaciones sexuales. Además, quienes estén de retorno de zonas con transmisión local del virus deben adoptar prácticas sexuales seguras o abstenerse de las relaciones sexuales durante un mínimo de 8 semanas tras el retorno, aunque no tengan síntomas, o durante un mínimo de 6 meses en el caso de los hombres sintomáticos.

Quienes quieran quedarse embarazadas deben esperar al menos 8 semanas antes de intentar la concepción en caso de que no aparezcan síntomas de infección por el virus de Zika, o 6 meses en caso de que uno o ambos miembros de la pareja tengan síntomas. tengan síntomas.