¿Qué es el Día mundial del riñón?

El Día mundial del riñón es una iniciativa conjunta de la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF) cuyo objetivo es concienciar sobre la importancia de las enfermedades renales.

A nivel mundial, la importancia de las enfermedades renales suele pasarse por alto. Además, el diagnóstico a menudo se produce en una fase tardía, principalmente porque generalmente la degradación de la función renal es progresiva y silenciosa. Existen muy pocos tratamientos disponibles y las soluciones suelen ser la diálisis y el trasplante. Todo esto hace que la prevención sea aún más importante. Adoptar un estilo de vida sano continúa siendo la forma más eficaz de evitar que se produzca una enfermedad renal a largo plazo.

El Día mundial del riñón ha revisado recientemente sus Reglas de Oro para la prevención y para lograr un estilo de vida sano. La Regla de oro nº 5 destaca la importancia de una hidratación saludable y la necesidad de mantener una correcta ingesta de agua.

Qué puede hacer por sus riñones: las ocho Reglas de oro

Las enfermedades renales se suelen denominar “asesinos silenciosos” e influyen considerablemente en nuestra calidad de vida. No obstante, existen algunas formas muy sencillas de reducir el riesgo de desarrollar enfermedades renales.

1. Mantenerse en forma y activo

2. Controlar regularmente el nivel de azúcar en sangre

3. Vigilar la presión sanguínea

4. Comer sano y controlar el peso

5. Mantener una ingesta de líquidos sana

6. No fumar

7. No tomar medicamentos sin receta médica regularmente

8. Comprobar la función renal si se presentan uno o más factores de “alto riesgo”

Mantener una ingesta de líquidos sana

Consumir mucho líquido ayuda a los riñones  a eliminar sodio, urea y toxinas, lo que implica un “menor riesgo significativo” de desarrollar enfermedades renales crónicas. Los estudios existentes no defienden una “carga agresiva de líquidos” dado que podría causar efectos secundarios, sino que aportan evidencia de que una ingesta de agua moderadamente mayor, de unos dos litros diarios, podría reducir el riesgo de disminución de la función renal.

Es importante recordar que el nivel adecuado de ingesta de líquidos de una persona depende de numerosos factores (sexo, ejercicio, clima, condiciones sanitarias, embarazo y lactancia, etc.). Asimismo, se recomienda que aquellas personas que hayan tenido cálculos renales beban de dos a tres litros de agua diariamente para reducir el riesgo de que se forme un nuevo cálculo.